Opresión


Él era un hombre con ideales, sentía el sudor del trabajo y la alegría de la victoria, pero estaba triste y solo.

Él tenía una careta, rebosante de alegría, un antifaz que oculta la verdad; tras él, sólo melancolía.

Todos le envidiaban el toque alegre, jovial y fugaz de cada momento en su compañía, pero, nadie sabía que en la oscuridad de la noche, la cara oculta del antifaz surgía para gritar libertad.

Una libertad muy diferente a la del presidio, era una libertad por sentirse oprimido.

El sentirse como atado y el callar ante ella, le hacia ver que esa valentía era tan sólo un antifaz. En la soledad, gritaba una y mil veces lo que le diría, pero un inmutable silencio le impedía expresar lo que su mente quería.

Él estaba atado a muchos errores, errores que sólo el conocía y sólo por si mismo de ellos se liberaría, pero su mente no coordinaba lo pedido.

Aún, el vacío y dolor más extremo es saber que el botón de empuje sólo necesita de un mínimo esfuerzo y aún peor saber… que ese hombre soy yo. 

Jag

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