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Mostrando las entradas de julio, 2014

Plegaria de agradecimiento.

Me acoges entre tus brazos y me dejas descansar, iluminas mi sendero y me libras del mal, Tú, que compensas mis defectos con humildad y me enseñas cada día a, en ti, confiar. Que has estado presente en mi arrogancia o cuando ignorante creí poderlo sólo. Que me das perdón a pesar de mi inconsciencia y por no abandonarme dedicas todo tu tiempo a mi. Tú que calmas el hambre y mi sed con una bendición. Has de mi paso columna, de mi voz semilla, de mis actos ejemplo, de mi fe esperanza. Que no desfallezca cuando otros caen a mi lado y que no, por estar de pié, olvide ante ti estar arrodillado. Tu no distingues entre todos mis hermanos, pero a cada uno nos haces: único e importante. Tu nos das sin restricción y te agradecemos con un Amén. Jag

Desahuciada

Me acostumbré tanto a ti y tus cosas que hoy no salgo del asombro por todo lo que nos distancia, dependo de ti y no sé cómo he vivido sin el aliento que por mi tomabas, sé que no he vivido desde tu partida, lo sé porque mis días no conocen el sol.            ...Ya no hay latidos en mi corazón. Mi belleza se fue en tus ojos, mi voz en tus oídos, mis recuerdos en tu memoria, mi vida en tu alma... Y queda en mí, mi poca estima, lugares áridos donde no prospera nada, absoluto silencio que envenena, días que se tiñen de negro muerte.            ...Ya no hay fuerza en mi espíritu. Mi mundo es un caos de soledad y muerte, anestesiada por tus recuerdos dejó a un lado mi vida y deambulo por el mundo en este cascarón de huesos, prueba viva de mi pena y mi condena.             ...Ya no queda a quién rescatar. Fue fácil darme por muerta, mi vida se fue contigo; fue fácil darle la ...

Opresión

Él era un hombre con ideales, sentía el sudor del trabajo y la alegría de la victoria, pero estaba triste y solo. Él tenía una careta, rebosante de alegría, un antifaz que oculta la verdad; tras él, sólo melancolía. Todos le envidiaban el toque alegre, jovial y fugaz de cada momento en su compañía, pero, nadie sabía que en la oscuridad de la noche, la cara oculta del antifaz surgía para gritar libertad. Una libertad muy diferente a la del presidio, era una libertad por sentirse oprimido. El sentirse como atado y el callar ante ella, le hacia ver que esa valentía era tan sólo un antifaz. En la soledad, gritaba una y mil veces lo que le diría, pero un inmutable silencio le impedía expresar lo que su mente quería. Él estaba atado a muchos errores, errores que sólo el conocía y sólo por si mismo de ellos se liberaría, pero su mente no coordinaba lo pedido. Aún, el vacío y dolor más extremo es saber que el botón de empuje sólo necesita de un mínimo esfuerzo y aún peor sa...